Si hay un postre que ha conquistado a los amantes del queso, ese es la famosa tarta La Viña.
Su textura suave y cremosa, con un ligero dorado en la superficie, la convierte en una de las
más irresistibles. Fácil de preparar y sin necesidad de base, su secreto está en la proporción de
ingredientes y en el horneado justo para lograr ese interior fundente. Los ingredientes son:
- 570 g de queso crema.
- 10 g de harina.
- 4 huevos.
- 285 ml de nata (35% materia grasa).
- 230 g de azúcar.
Precalienta el horno a 200 ºC con calor arriba y abajo. En un bol grande, bate el queso crema
hasta que quede cremoso y sin grumos. Añade los huevos de uno en uno, mezclando bien tras
cada adición para que se integren de manera uniforme. Incorpora el azúcar y sigue batiendo
hasta obtener una mezcla homogénea.
Agrega la harina tamizada y remueve suavemente hasta que se mezcle por completo. Luego,
vierte la nata líquida y mezcla bien para que la masa quede completamente uniforme.
Mientras tanto, prepara el molde arrugando ligeramente una hoja de papel vegetal,
humedécela con un poco de agua y colócala en el interior del molde desmontable,
adaptándola bien a la base y las paredes.
Vierte la mezcla en el molde preparado y hornea a 200 ºC durante unos 40 minutos. La
superficie debe adquirir un tono dorado, pero si ves que se dora demasiado rápido, cúbrela
con papel de aluminio. Si al finalizar el tiempo de horneado la tarta sigue demasiado pálida,
puedes activar el gratinador para darle un toque dorado extra.
Una vez fuera del horno, la tarta tendrá una textura temblorosa y la parte central se hundirá
ligeramente, lo cual es completamente normal. Déjala reposar a temperatura ambiente
durante unas dos horas para que adquiera la consistencia perfecta. Luego, desmolda con
cuidado y disfruta de este delicioso postre, que estará aún más sabroso si lo sirves frío. ¡A
disfrutar!