El postre perfecto para el calor de agosto…helado casero de fresa y si es cremoso y sin necesidad de tener una heladera para hacerlo, mejor que mejor.
- 500 gramos de fresas.
- 3 yemas de huevo.
- 125 gramos de azúcar.
- 250 mililitros de nata líquida para montar fría.
En primer lugar, batimos las yemas. En un cazo hervimos agua para seguir batiendo las yemas al baño maría, para esto, el cazo ha de ser más pequeño que el recipiente en el que estamos batiendo las yemas.
Cuando empiece a hervir el agua, colocamos en el cazo nuestro recipiente con las yemas. Incorporamos el azúcar y seguimos batiendo durante unos 5 minutos hasta conseguir un color amarillo pálido y una textura levemente cremosa. Cuando lo consigamos, lo dejamos enfriar.
Mientras, colocamos las fresas en agua y un poco de vinagre para limpiarlas bien y las escurrimos. Una vez limpias, las trituramos hasta conseguir un puré.
Para montar la nata, será más sencillo si esta está bastante fría. La podemos montar con las varillas o la batidora. Estará lista cuando consigamos una textura bastante densa y forme picos.
Incorporamos la mezcla de las yemas a la nata. Hay que trabajar bien esta mezcla, ya que es la base del helado para conseguir un resultado cremoso. Cuando esté todo integrado añadimos el puré de fresas y volvemos a integrar los ingredientes. Debe quedar una textura de crema, si se queda líquida se formarán cristales al congelarlo.
Vertemos la mezcla en un táper de cristal o metálico y metemos al congelador durante al menos 4 horas.
Debemos sacar el helado del congelador 10 minutos antes de servirlo y a disfrutarlo.
